lunes, 4 de agosto de 2014

CAPITULO 9 - Persecución en el bosque

Mientras mas se adentraba mas oscuro estaba todo. Arlek estaba empezando a pensar que no había sido buena idea meterse allí a cazar un lobo. Pero a pesar de todo seguía allí, apoyado contra un árbol mientras miraba de reojo al otro lado. No había uno, si no tres lobos de pelaje gris, olfateando el suelo. No dudó un instante en tirar de su cargador y poner a punto su arma, con el cual apuntaba al mas grande de los tres desde las sombras.

Sin embargo, recordó ese momento. Era parte de una de sus visiones, sería emboscado por dos mas desde atrás en cuanto disparase, uno desde cada flanco. Pero esa vez lo sabía, podría derribar a los cinco sin problemas. Miró hacia atrás y pudo ver como unos hierbajos se movían. "Ahí llegaban los otros dos". Volteó sobre si mismo y decidió eliminarlos primero.

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Y el disparo salió como un trueno atravesando los arbustos produciendo un leve movimiento de hojas, pero nada más. Sin embargo, los tres lobos del camino voltearon a mirar. Uno de ellos gruñó y se pusieron a la defensiva. Arlek decidió apuntarles de nuevo disparando una rafaga continua, pero los tres animales habían empezado su carga y corrían hacia él. Lo habían detectado demasiado pronto y había errado sus disparos, pero decidió retroceder dando saltos hacia donde había realizado el primer disparo.

Efectivamente, allí estaba su primera victima, era un lobo marrón, mas pequeño que los lobos grises y yacía muerto con un disparo en la frente. Pero no pudo pararse mucho y continuó su huida disparando algunas balas hacia atrás. Pudo suponer que impactó en alguno de sus perseguidores al escuchar un lamento perruno.

Pudo cruzar sobre un riachuelo de un salto y agarrarse a una rama de un viejo árbol sobre la que se colgó temporalmente hasta que el árbol cedió con su peso y volcó asomando sus raíces. Sin embargo, parece que este pequeño desliz del que salió inmune sirvió como obstáculo a los tres lobos que aún le perseguían.

Arlek cargó su veretta y disparó a uno de ellos que había sorteado las ramas y gruñía a Arlek con ojos amarillentos y espuma en la boca.

ARLEK: Buenas noches.

El disparo atravesó al animal que cayó al instante al suelo. Solo quedaban dos y estaban detrás de ese árbol, los escuchaba jadeando y rascando el gran tronco que ahora los separaba. Sin embargo, algo completamente fuera de sus planes apareció tras él. Era una figura algo mas grande que un humano, cubierto de pelo grisaceo y cabeza de lobo que miraba con supremacía a Arlek.

ARLEK: ¿...que demonios eres tu?

La criatura no respondió, soltó un aullido que hizo a Arlek taparse los oídos, de lo agudo que era y este resonó en el bosque tres o cuatro veces más. No, no era el mismo aullido, era la respuesta de más como él.
Ahora si que tenía que correr, eso estaba completamente fuera de lugar. ¿Un hombre lobo?

ARLEK: Supongo que tenía que haber escuchado a esa dibujante...

De su bolsillo sacó una especie de botella y le quitó la tapa que empezó a desprender gas. Lo arrojó hacia la criatura y comenzó a correr por el primer sendero que encontró. Todo se llenaba de humo tras él, no le importó. Sentía las pisadas de su nuevo perseguidor además de los viejos amigos de cuatro patas que se habían reincorporado a la persecución.

Su ropa se enganchó a una rama, pero tiró de ella provocando una rotura en su camiseta. No le dio mucha importancia, estaba mas concentrado en seguir corriendo hasta que vio a un árbol caer delante de él. Otro híbrido mitad lobo, mitad humano lo había derribado, le parecía igual al otro, pero sabía que no era el mismo porque este tenía el pelaje marronuzco. Sus ojos se abrieron como platos y dio un giro brusco de 45º grados. Entonces se dio cuenta de un segundo problema, sus pies no podían frenar, había adquirido cada vez mas velocidad al estar corriendo por una pendiente hacia abajo y cubierta de árboles. Pero sus perseguidores no iban a detenerse tampoco, así que vio su oportunidad y decidió empotrarse contra un árbol. Los lobos y el primer híbrido pasaron completamente de largo, mirando hacia Arlek abrazado al árbol y sin poder frenar los pies.

El respiró aliviado, pensó que había frustrado a sus perseguidores pero se olvidó de la segunda criatura de piel marronuzca. Mas calmado que sus compañeros, o quizás estaba herido, había decidido caminar por la empinada ladera en lugar de correr. Se aproximaba a él con una especie de sonrisa hasta que se situó al lado de Arlek cuyo corazón estaba que se le salía del pecho.

No pudo recordar nada más como su gran zarpa le arrollaba completamente de un manotazo y le dejaba tumbado en el suelo medio inconsciente. Era su fin, lo sabía, o eso era lo que pensaba...

FIN DEL CAPÍTULO 9

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