lunes, 6 de enero de 2014

CAPITULO 3 - El recién llegado de los sueños


Music: http://www.youtube.com/watch?v=Abx9zg777Io

Le sorprendió lo que pasó al instante. Cuando la puerta se abrió entró un enigmático muchacho con dos pequeñas coletas azuladas en su cabeza. Junto a él viajaban Sauro y Pol, que no parecían sorprenderse. Claro, solo él había visto a esa persona de todos los presentes y solo él sintió el peligro real.

Arlek recordó entonces el sueño de aquella mañana y recordó de que lo conocía. Era uno de esos sueños en los que todo pasa demasiado rápido y no recordaba bien porqué o como se desarrollaba, pero si que recordaba muchísimas personas en el suelo cubiertas de sangre, personas que allí conoció, mucho fuego cubriendo todo el Refugio, aquella gran casa donde el grupo de gente con poderes residía. ¿Cual es el problema? Que lo poco que recordaba de aquel sueño era al mismo Zen de pie entre toda la masacre.

Pero no dejaba de ser un sueño. Muchos otros se le habían hecho realidad y recordaba porque estaba allí, pero también pensó muchas veces que podía tener sueños normales. Pero por su instinto sabía que aquel no lo era, y no podía fiarse del recién llegado.

Mientras muchos otros se apilaban para dar la recién llegada, Arlek decidió salir al jardín a reflexionar lo que hacer. Pero allí había una muchacha joven de pelo violáceo y ojos azules, con un pañuelo amarillo al cuello, que no tardó en acercarse a él.

- ¿Huyes del nuevo?- preguntó al instante- No me digas, has tenido uno de esos sueños y no te fías.
- Esta vez es diferente Janne.- dijo con semblante serio.
- Cuando llegaste tampoco te fiabas de nadie porque ya los habías visto a todos en tus sueños.
- Pero fueron los sueños que me hicieron saber que tenía que estar aquí... pero ahora...
- Vamos, tampoco confiabas en mí. - Sonrió la muchacha- deberías de ser mas sociable.
- Te vi muerta en este nuevo sueño.- dijo con seriedad- y también a Gashpar, Billy, Craft y el viejo Boris.
- ¿Y le veías a él?
- Si.
- ... ¿pero era él quien me mataba?
- No había ningún otro ¿quien más podría ser?

Janne no respondió. Se levantó dándole la espalda y pensó unos segundos. Sabía que los sueños de Arlek se cumplían, ya que eran sueños proféticos, pero no sabía hasta que punto, y como de ciertos se volvían. Quería pensar que no pasaría nada, pero ya no podía bajar la guardia. Pero lo que mas le molestaba era la inquietud de aquel muchacho de pelo anaranjado y que cada día parecía mas obsesionado por sus sueños. No quería preguntarle, pero ¿que papel tomaba Arlek en ese sueño? ¿Y si el verdadero peligroso fuese él?

- Ya se nos ocurrirá algo - dijo ella sin mirarle a la cara.- Deberíamos darle la bienvenida a nuestro nuevo compañero en vez de desconfiar de él.
- Creo que me voy a entrenar un rato, no estoy de muy buen humor.

Diciendo esto, Arlek sacó de su bolsillo una beretta blanca y la cargó, apuntando hacia unas dianas desgastadas al fondo del jardín.

- Nunca estás de buen humor, pero siempre es buen momento para que estés destrozando dianas con tus juguetes.
- ¿Qué más da? Aquí todo el mundo tiene algún poder que es útil. - Disparó firmemente hacia el centro de la diana más alejada acertando en el corazón.- En cambio, yo tengo que valerme por mi habilidad y para eso necesito entrenar.
- Pues a ver de que va a servirte tanta habilidad si te dedicas a comer del trabajo de los demás.- sacó una manzana de su bolsillo- ...y que según tus sueños vamos a morir, jajaja.
- No te rías...
- Venga, demuéstrame esa habilidad.

Sus manos frotaron la manzana y de alguna forma una segunda manzana surgió de la primera, idéntica a la anterior. Esa era su habilidad, la multiplicación de objetos. Acto seguido, arrojó la primera manzana con fuerza hacia las dianas, pero la fruta reventó en el cielo de un disparo de Arlek, que ya soplaba su beretta  con chulería.

- Buen tiro, me voy a conocer al nuevo.- Dijo Janne entrando dentro.

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